Silao, Gto.; 27 de octubre de 2025.- La exposición fotográfica ‘La Muerte Niña’, sobre rituales funerarios de los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX, ya se puede apreciar en la sala “Feliciano Peña” de la Casa de la Cultura.
“Te invitamos, dentro de este segundo Festival del Día de Muertos, a que vengas a apreciar la exposición ‘La Muerte Niña’. Esta exposición consta de fotografías del silaoense Romualdo García, donde podemos ver parte de su trabajo fotográfico sobre rituales funerarios de hace más de un siglo”, dijo el titular de la Casa de la Cultura, Antonio Araujo.
“En esta exposición también estarán los parabienes. Los parabienes eran cantos que se hacían a los niños que fallecían, porque se les consideraba como ‘angelitos’ que se elevaban al cielo”, agregó, luego de señalar que la exposición del trabajo fotográfico de Romualdo permanecerá abierta hasta el lunes 3 de noviembre.
El retrato del “angelito”, a veces guardado en el álbum familiar, permitía conservar el recuerdo de la hija, del hijo, del nieto o del ahijado que pereció, pero cuando esa imagen se colocaba en algún sitio destacado de la casa también tenía como propósito mostrar con orgullo el ángel que entró al reino de los cielos, explicó el titular de la Casa de la Cultura.
El momento propicio para tomar la fotografía era cuando se estaba velando al niño fallecido o previo al cortejo fúnebre, antes de levantarlo de la mesa expresamente colocada para velarlo. El fotógrafo silaoense Romulado García plasmaba con su cámara el recuerdo no de un triste acontecimiento, sino del nacimiento del niño en una nueva vida. Los padres y los hermanos (con su ahora ‘angelito de la guarda’) solían retratarse con la hija o el hijo en señal de despedida (pocas veces, los difuntos se retrataban solos). En este caso, el retrato se erigía como un consuelo y una esperanza de vida.
Originario de Silao, Romualdo fue un artista profundamente técnico y sensible, cuya obra retrató la vida cotidiana de su época: personajes de linaje y del pueblo, campesinos, mineros, madres, hijas, padres e incluso niños fallecidos, capturados todos con suma dignidad. Su estilo se distinguió por la capacidad de revelar la esencia de cada persona, ya fuera en estudio o en locaciones domésticas. Particularmente, a Romualdo García (1852-1930) se le considera como uno de los principales exponentes de la fotografía post mortem en México. Un género que, lejos de lo marginal, formó parte de un entramado cultural que dignificaba la muerte y conservaba la memoria, apuntó la Secretaría de Cultura del estado de Guanajuato.


